Salir a bailar
Una fría noche del mes de julio, Martín y cuatro amigos se encontraron en la equina de saladillo y Av. Cruz para ir a bailar. Como contaban con poco dinero decidieron viajar del modo más económico, en colectivo. Pasaban los minutos y ni un alma caminaba por allí. Todo era soledad y silencio. Solo un viento y ellos cinco.
De repente unas sombras extrañas aparecieron entre los edificios y avanzaban hacia ellos. Llenos de pánico comenzaron a correr y correr. Llegaron a una plaza con una hermosa calesita que giraba velozmente, y sobre sus caballos extrañas figuras reían a carcajadas. Pidieron auxilio, pero nadie escuchó. Se escondieron tras el tronco de un árbol grande y viejo, cuando largos brazos brotaron de él y los apretó con tanto fuerza que les quitó la respiración.
Sorpresivamente Martín giró y se sentó en la cama; ¡todo había sido una pesadilla!
- Martín es hora de levantarse- dijo su mamá
-¡Ya mismo! ¿Ma puedo ir a bailar con los chicos? – dijo Martín entre risas.
Robaron el diamante más grande del mundo
En la mansión de la calle Tiber vivía el político Carlos Cueno con su esposa Sandra Navata.
En el mes de enero había fallecido el mayordomo y la familia tuvo que buscar reemplazo. Contrataron a Elton Poe; no le tenían gran confianza, pero sus referencias eran buenas.
Carlos, en el mes de marzo viajó a Miami por trabajo. Compró en 10.000.000 dólares el diamante más grande del mundo.
La prensa lo fotografió y reportó días enteros. En las portadas de todos los diarios del mundo aparecía su foto.
Pasados 20 días, Carlos volvió a su mansión. Como su casa tenía medidas de máxima seguridad decidió que ese era el lugar más seguro para guardar su tesoro.
Cada mañana antes de desayunar lo observaba unos minutos.
Pero una mañana…sucedió lo más inesperado ¡El diamante había desaparecido!
De inmediato llamó a la policía y a su amigo el famoso detective Sherlok Holmes. El astuto detective interrogó al jardinero, el mayordomo y todo el personal de la mansión. Varios de ellos tenían razones más que suficientes para haber cometido el delito. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue un pañuelo de mujer que encontró arrojado cerca del lugar del robo.
Tardó días analizando las coartadas de cada sospechoso, hasta que una mañana húmeda de mayo llamó a la mansión para hablar con el matrimonio. Tras unos minutos de charla, Sherlok Holmes se presentó en la mansión.
Amablemente dirigió su mirada a Sandra y la acusó del robo. En ese mismo instante entró la policía con una orden judicial. Carlos sorprendido pidió explicaciones.
Holmes siguiendo la pista de pañuelo que extrañamente había encontrado; descubrió que él mismo le había obsequiado por Martín De La Cruz, ex abogado de la familia y conocido traficante de piezas de arte.
Rápidamente descubrió que desde hacía más de un año ellos mantenían relaciones comerciales a espaldas de Carlos y en contra de su fortuna.
La policía de inmediato detuvo a Sandra Navata
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