Entre las diversas estatuas de María que Marcelino tuvo consigo y que acompañaron el nacer y el crecer de la Congregación, está la que este anexo quiere presentar y que ya hemos quedado en llamar: la estatua de María "nuestra buena Madre".
La original e histórica - que se conserva actualmente en la sala del Consejo General, en Roma - es una estatua de yeso, policromada con gran paciencia y maestría. Mide 0,75 m. de altura y representa a la Virgen María como MADRE, con el niño Jesús dormido en los brazos y el gesto tan infantil de "chuparse el dedo"... Se puede afirmar que es una lograda expresión plástica del Salmo 130. En él, para motivar nuestra confianza ilimitada en el Señor, el salmista recurre a una imagen muy familiar: "Señor, mi alma está en mí como un niño / como un niño pequeño en brazos
de su madre"...
En esta imagen contemplamos a Jesús niño, tranquilo y confiado, en actitud de total abandono en el regazo materno. Se diría que nada teme "porque está con su madre"... Como veremos posteriormente, esta actitud - el "abandono filial" - fue una de las fundamentales de Marcelino en relación con la Virgen María.
¿De dónde proviene esta imagen?
Al parecer, era bastante popular en Francia durante el siglo XIX, pues no es raro encontrarla en algunas casas religiosas y capillas, al menos en la región lionesa. Personalmente he descubierto cuatro ejemplares... Pero quizás la más importante y el prototipo de todas ellas sea la que se encuentra en una capilla lateral de la catedral de Rouen, en la lejana Normandía. Es una estatua de mármol blanco, de tamaño natural, y tiene como autor al escultor Lecomte (s. XVIII). En dicha ciudad es conocida como "Nuestra Señora del Voto", pues ante ella venían a hacer su Promesa (o voto) de Fidelidad al Obispo los neosacerdotes, antes de dirigirse a su primera parroquia u otro ministerio.
Seguramente que sobre este "modelo de Rouen, y porque plasmaba adecuadamente ciertos rasgos de la escuela francesa de espiritualidad (Bérulle, Olier, Grignon de Montfort), se moldearon estatuas más pequeñas y populares, en yeso policromado, como la que he descrito anteriormente.
2. La Virgen del Padre Champagnat y de los primeros Hermanos
Volviendo a "nuestra" imagen, veremos que fue una de las primeras que adquirió - o con la que fue obsequiado - el Fundador. Algunos documentos así nos lo van a corroborar. (Aunque lo acoto en este momento, la hipótesis o afirmación que esta estatua fue el fruto de una "aparición" no tiene ninguna sustentación crítica, mas esto no entra en el tema de mi exposición).
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